lunes, junio 04, 2007

Lobby de Colombia para salvar TLC con EE.UU.


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Junio 04, 2007
Colombia orquesta un costoso lobby para salvar acuerdo bilateral con EE.UU.
Por Bob Davis
The Wall Street Journal

Para obtener la aprobación de un nuevo tratado comercial, Colombia adelanta una campaña de lobby generosamente financiada dirigida por representantes del gobierno del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Además, será complementada por un equipo mediático, visitas de altos funcionarios colombianos al Congreso estadounidense y una serie de anuncios publicitarios.



WASHINGTON—Para obtener la aprobación de un nuevo tratado comercial, Colombia adelanta una campaña de lobby generosamente financiada dirigida por representantes del gobierno del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton. Además, será complementada por un equipo mediático, visitas de altos funcionarios colombianos al Congreso estadounidense y una serie de anuncios publicitarios.

La urgencia y la envergadura de la campaña demuestra la caída política de Colombia en Washington. Durante años, el país andino fue considerado un aliado modelo que luchaba contra las guerrillas y los narcotraficantes y apoyaba el libre mercado. Esto marcaba un agudo contraste con Venezuela, cuyo presidente Hugo Chávez es conocido por burlarse del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y por promover la creación de un "socialismo del siglo XXI".

Sin embargo, desde que los demócratas se hicieron con el control del Congreso estadounidense este año, el centro de atención se ha desplazado a un escándalo en Colombia que implica a autoridades gubernamentales, acusadas de colaborar con los líderes de los grupos paramilitares, responsables de los asesinatos de cientos de sindicalistas y otros enemigos políticos.

El golpe más fuerte fue asestado en abril, cuando el ex vicepresidente Al Gore prefirió no acudir a una reunión medioambiental para no compartir el escenario con el presidente colombiano, Álvaro Uribe. La razón fue lo que una vocera de Gore calificó como "las problemáticas alegaciones" en el país sudamericano.

"Colombia debe captar un nuevo mensaje de que debe acabar con la cultura de impunidad en la que los líderes laborales son asesinados sin que nadie reciba castigo", dijo el representante demócrata Sam Farr, quien en su día fue un voluntario del Cuerpo de Paz en Colombia.

Esta semana, Colombia espera lograr algún tipo de progreso. Uribe irá el jueves a Washington para tratar de conquistar el voto de los demócratas conservadores y los de las comunidades hispana y negra. Al día siguiente, planea entregar un premio al ex presidente Clinton durante una cena en Nueva York.

Los problemas inmediatos de Colombia tienen su origen en la política local. Más de una decena de legisladores han sido arrestados por coludir con los paramilitares, un escándalo que se conoce como la "para-política". Algunos colaboradores más estrechos de Uribe se han visto obligados a renunciar, incluyendo la ministra de relaciones exteriores. Muchos legisladores en Washington son reacios a aprobar cualquier tipo de acuerdo comercial o de asistencia antes de que la investigación avance.

Colombia también enfrenta problemas de largo plazo. Pese a lo mucho que ha progresado en la última década en la reducción de la violencia, muchos miembros de sindicatos corren un gran riesgo. Human Rights Watch, un grupo sin fines de lucro, asegura que el año pasado fueron asesinados 58 sindicalistas en Colombia. La embajadora de Colombia en EE.UU., Carolina Barco, dice que el número ha caído marcadamente desde 2002, pero reconoce que la tasa de asesinatos de sindicalistas es "la más alta del mundo".

Para los líderes sindicalistas de EE.UU. y sus aliados demócratas, eso convierte a Colombia en un blanco. El gobierno de Bush ha negociado recientemente pactos de libre comercio con Panamá, Perú, Corea del Sur y Colombia. Se espera que los dos primeros enfrenten escasa oposición en Washington. Corea del Sur puede presentar más dificultades debido a la oposición por parte de los sindicatos automovilísticos. "Pero Colombia es un caso aparte", dice Thea Lee, especialista sindical de la AFL-CIO, sindicato estadounidense.

Durante años, el ex embajador de Colombia ante EE.UU., Luis Alberto Moreno, recurrió a sus contactos en los dos partidos políticos para recabar apoyo para la causa colombiana y averiguar qué argumentos triunfarían en Washington. Pese a que la actual embajadora, Barco, consulta a menudo con Moreno, quien ahora se desempeña como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, los colombianos han recurrido a un equipo de lobby demócrata con estrechos lazos al ex presidente Clinton para planear la estrategia.

Este equipo incluye a la firma de relaciones públicas Burson-Marsteller, dirigida por Mark Penn, el ex experto en encuestas de Clinton y ahora uno de los asesores principales de la campaña presidencial de Hillary Clinton. La firma ha diseñado una operación para responder inmediatamente a cualquier noticia que critique a Colombia.

Una asociación de empresas, liderada por Caterpillar Inc., Wal-Mart Stores Inc. y Citigroup Inc., también respalda el proyecto y planea una campaña publicitaria para promover el acuerdo comercial. Colombia gasta alrededor de unos US$100.000 al mes para pagar a los grupos de lobby independientes.


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