Foco cosmopolita
Claro, ni São Paulo ni Monterrey quieren dejar de destacar sus cualidades. La prefectura de la urbe brasileña realizará en junio, en Londres, un seminario llamado Doing Business in Brazil. En éste no sólo promocionarán los grandes volúmenes de negocios que se mueven en la ciudad, su buen sistema económico y su mercado bursátil, el cuarto más grande en número de transacciones. También quieren posicionarla como un centro multicultural, ya que en São Paulo están representadas 70 diferentes nacionalidades que conviven en forma respetuosa. "Es importante, ya que aquellos que vengan a invertir se van a encontrar con los brazos abiertos", dice el paulista Alfredo Cotait Neto, secretario de Relaciones Internacionales de la Prefectura de São Paulo, quien apunta que la ciudad recibió US$ 3.000 millones en inversiones extranjeras en 2006. "Ésta es la única ciudad global en América del Sur: el año pasado 33 millones de pasajeros pasaron por nuestros aeropuertos y el negocio de carga es impresionante", dice.
En el caso de Monterrey, sus grandes ventajas –su integración logística con Estados Unidos y su gran talento humano– siguen vigentes. "Somos la mejor puerta de entrada a EE.UU.: estamos a 200 kilómetros de ese país, con una infraestructura de primer mundo", dice Humberto Dingler, subsecretario de relaciones internacionales de la Municipalidad de Monterrey.
Querétaro y Curitiba, en el sexto y séptimo lugar, representan el advenimiento de las ciudades medianas. La exitosa plataforma industrial en que se ha convertido la ciudad mexicana (ver historia en página 50) ha tentado a multinacionales de todo el mundo. Mientras, Curitiba, gracias al interesante desarrollo de una plataforma de servicios y una alta disponibilidad de recursos humanos bilingües en español y portugués, la han posicionado en un centro proveedor de servicios internacionales.
Vista al pacífico
Bogotá sigue mostrando avances: aunque aún hay multinacionales que prefieren no entrar al país por temor a que alguno de sus ejecutivos sea secuestrado o expuesto a otros tipos de violencia, las cifras de seguridad y de calidad de vida siguen mejorando gracias a la buena gestión de sus alcaldes. No obstante, para superar el 11° lugar conseguido este año, Bogotá tiene aún tareas pendientes con las que debe cumplir (ver historia en página 51) en términos de gestión urbana e incentivos para el desarrollo industrial. Siguiendo la mejora institucional y el crecimiento económico conseguido por Colombia en los últimos años, Medellín y Calí también mostraron alzas en nuestro ranking.
Otro de los grandes saltos de este año es el de Lima: del lugar 27 pasó al 15. La capital peruana, conocida por su gastronomía y turismo, empieza a ser también una alternativa seria para otro tipo de servicios. A medida que la economía peruana se abre más al mundo, su infraestructura de telecomunicaciones ha mejorado, así como su disponibilidad de recursos humanos, sin una notoria alza de costos. Aún debe mejorar en sus indicadores de calidad de vida e infraestructura, donde ha invertido US$ 60 millones en los últimos cuatro años. "Aunque hay avances, aún no estamos plenamente satisfechos", dice Víctor Madueño, subgerente de promoción de inversiones de la Municipalidad de Lima. "Sin embargo, vamos por el camino correcto".
La parte baja de la tabla se la pelean Quito, Asunción, La Paz y Caracas. Mientras que en la capital paraguaya las instituciones casi no funcionan producto de una corrupción cuyas tasas siguen estando entre las más altas del mundo, Quito, La Paz y Caracas demuestran que el bolivarianismo y su tendencia al control de capitales, restricciones a operar con moneda extranjera y alguna que otra estatización de empresas, no fomentan ni las inversiones ni el desarrollo productivo. Estas ciudades incluso muestran una cada vez menor disponibilidad de recursos humanos, producto de la fuga de talentos que han tenido en los últimos años.
Conectividad: digital vs física
Las ciudades de la región han demostrado interesantes evoluciones positivas en su conectividad digital o infraestructura de telecomunicaciones. Prácticamente todas han tenido notorias mejoras en sus penetraciones de servicios de internet o uso de la telefonía móvil, así como también ha subido en masa el número de usuarios de computadoras. Tanto, que las diferencias entre la mejor (Brasília) y la peor (Lima) ya no son tan relevantes como lo eran hace unos años.
Pero si en conectividad digital se ha avanzado, no ha ocurrido lo mismo con la conectividad física. "Una ciudad o empresa no vive sólo de bytes enviados y recibidos; también existen insumos tangibles que deben llegar y otros que deben salir", dice Óscar Sobarzo, experto en temas urbanos de la Universidad Federal Rio Grande do Sul. El problema es que la infraestructura necesaria para mejorar en esta dimensión no ha crecido todo lo rápido que se necesita. "Y es que no hay inversión", dice Enrique García, presidente de la Corporación Andina de Fomento. "La proporción del PIB que la región dedica a la inversión y mantención de la infraestructura es mucho menor que la de otras regiones emergentes, como Asia". El problema se ha visto claramente en los últimos meses en los aeropuertos de Brasil y Argentina, cuyos cuellos de botella han generado un efecto dominó en los aeropuertos de otras ciudades de la región.
Tampoco ha habido grandes avances en el tema de seguridad. Aunque las ciudades como las colombianas y argentinas han mejorado, en la mayor parte de la región los índices de seguridad han tenido un comportamiento plano o en caída durante los últimos tres años. Desde Guatemala a Quito, pasando por Rio de Janeiro, La Paz y Tijuana, la violencia urbana va en aumento.
Incluso aunque hay recursos de transporte y residencia para los grandes empresarios y ejecutivos (quienes pueden viajar en helicóptero, y vivir en barrios exclusivos o en condominios con seguridad privada), la inseguridad en la ciudad es una externalidad negativa que es reflejo de factores como una sociedad extremadamente desigual, políticas públicas ineficientes (por falta de recursos o por corrupción), educación y salud deficitarias, entre otras cosas. Y que de paso aumentan los costos de hacer negocios.
La contaminación, la infraestructura vial, los espacios públicos y la integración de la diversidad son tareas que las ciudades latinoamericanas aún tienen acumuladas en el ítem de los pendientes. Aunque los ingresos de las ciudades, medidos en el PIB per cápita, han aumentado en prácticamente toda la región durante los últimos años, prácticamente ninguna ciudad ha subido en sus indicadores de calidad de vida. "Ya no basta con innovar, crecer y vender; también hay que comprender cuál es el retorno interno del proceso", dice Luis Valenzuela, doctor de diseño de la Universidad de Harvard. "La ciudad ya no es una generadora de recursos, sino también una catalizadora de calidad de vida". Pocos lo han entendido, aunque, de acuerdo a Valenzuela, han surgido nuevos centros urbanos con mayores capacidades de comprender tales oportunidades, como Curitiba, Porto Alegre, Bogotá y Monterrey. Un desafío grande: combinar crecimiento económico controlando las externalidades que eso conlleva para los habitantes.
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