Si las compañías no se acomodan a los cambios que la tecnología les impone, serán superadas por otras que sí lo hagan. No me refiero a su uso para implementar sistemas de misión crítica, balance scorecard o ERP, que ya deben estar funcionando porque, de lo contrario, no es que vayan a ser superadas, sino que seguramente ya no existen. Es usar las tecnologías de punta para canalizar la inteligencia de las masas para generar nuevas ideas, modelos de negocio, canales, etc. Ya se ha demostrado que si se unen las inteligencias de los empleados de una empresa, seguramente van a salir a la luz novedosas iniciativas.
Cisco es una empresa norteamericana que puso a disposición de sus empleados, con gran éxito, las herramientas necesarias para que estos expresen, no solamente sus iniciativas, sino que colaboren y opinen sobre las de otros. Y como si fuera poco, también lanzó un software de colaboración que permite a los emprendedores e innovadores de todo el mundo el desarrollo de nuevas ideas para que Cisco decida si las adopta y premie a sus proponentes.
Starbucks también usa este tipo de herramientas para que sus empleados opinen y expongan sus sugerencias sobre cómo mejorar el producto y la atención a clientes. Algunas de las ideas han sido acogidas y su implementación será una realidad.
Qué tal el caso de la minera de oro estadounidense. Estaba a punto de quebrarse, hasta que su presidente expuso por Internet todos sus estudios geológicos secretos y anunció un premio al que dijera dónde podían encontrar oro. Hoy tiene una operación exitosa que supera los 3.000 millones de dólares. Este caso fue tomado del libro Wikinomics, de Don Rapscott.
¿Por qué eso no se aplica más? La respuesta es simple. Porque empoderar a las masas requiere un cambio de mentalidad en los niveles ejecutivos. Entender que cualquier empleado, sin importar su nivel, puede proponer una idea que no se les había ocurrido a sus directivos. Pues llegó el momento de aceptar y acoger la inteligencia colectiva.
Guillermo Santos Calderón
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