sábado, abril 14, 2007

Editorial. El Tiempo. Abril 13 2007.


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Abril 13 de 2007
EDITORIAL
Opinión

Quedados en tecnología



No sorprende que, según la sexta edición del Reporte Global sobre Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), Colombia ocupe actualmente el puesto 64 entre 122 países, con una desmejora respecto al año pasado, cuando ocupaba el lugar 62 entre las 115 naciones estudiadas.

Para ilustrar más la importancia de este escalafón es importante mencionar que tal medición se basa en un indicador llamado Network Readiness Index, que contempla 67 variables, con las que se miden los negocios en general, la regulación e infraestructura del país, la preparación de las personas, las empresas y el Gobierno para sacarles provecho a los nuevos avances y el uso que cada nación les da a las tecnologías de punta disponibles. Lo que se cuantifica, en esencia, es la capacidad que tienen los países de aprovechar las oportunidades que ofrecen las TIC para el proceso de desarrollo y el incremento de su competitividad.

La baja calificación relativa de Colombia -que está por debajo, en América Latina, de Chile, México, Brasil, Costa Rica y Argentina- es resultado de varios factores. Sin embargo, un elemento fundamental es la falta de liderazgo en el área de las TIC, que tradicionalmente ha estado relegado a una oficina de menor rango en el Ministerio de Comunicaciones. Tal vez la mejor iniciativa para generar un cambio en el tema tuvo lugar en el gobierno de Andrés Pastrana con la creación de la Agenda para la Conectividad, cuya directora le respondía, entonces, al Presidente.

No es que no haya habido propuestas importantes, planes y proyectos emanados de la academia, las ONG, la empresa privada y el Gobierno, pero la falta de un objetivo a mediano y largo plazo -y en este tema eso significa unos pocos años- ha impedido que los esfuerzos se apalanquen para producir un mejor resultado.

El país no es consciente de que las TIC tienen un efecto transversal en todas las áreas. Es inconcebible que haya oficinas públicas que no posean metas concretas en el uso de la tecnología dentro de sus planes cuatrienales, y seguramente existen otras áreas que ni siquiera entienden la influencia de las TIC en sus propósitos, aunque hay que reconocer que programas como el de 'Gobierno en-línea' van por buen camino.

Por todas estas razones, resulta alentador que el Ministerio de Comunicaciones haya anunciado esfuerzos para que Colombia no se desbarranque por el abismo de la brecha digital. El propósito va mucho más allá de cambiar el nombre de esa cartera al de Telecomunicaciones, pues incluye implementar una transformación total del Ministerio para convertirlo en un verdadero motor de las TIC. Eso, junto al alza anunciada del presupuesto de Colciencias; las inversiones del sector privado en tecnología y el crecimiento de la penetración de computadores e Internet en la población son pasos en la dirección correcta.

Pero es indispensable recalcar que esta nueva gestión para llevar a Colombia hacia unos objetivos que serán definidos por una comisión de expertos requiere el apoyo de las más altas instancias. Hasta la fecha, como lo muestra el discreto lugar que exhibe Colombia en el Reporte Global, el país no solo está quedado en tecnología, sino que ha perdido terreno. Urge redoblar esfuerzos para recuperar lo perdido en este campo, en el que todo descuido y todo atraso se miden en menores oportunidades de crecimiento y desarrollo.


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